LA CANCIÓN DE FEDERICO
Para mi Federico,
ahora en el cielo de los perros.
Federico, Federico, símbolo de la amistad,
hay en tus ojos risueños la mansedumbre de un lago,
el titilar de una estrella, la maravilla de un sueño,
paz, amor y lealtad.
Me estás pagando con creces lo poco que te hube dado,
pedacito de ternura, manantial de la pureza,
iluminaste mi vida desde que estás a mi lado.
Venía de un gran dolor, de esos que el alma no olvida,
y al llegar pusiste notas, todas dulzor y alegría;
por eso es que yo te llamo: “Caramelo de mi vida”.