SONETO PARA MIS PENAS
No puedo ya dormir, huyo del lecho
do mi figura queda delineada;
creyendo allí dejar abandonada
la multitud de penas de mi pecho
Las negras penas siguen al desecho
ruinoso corazón, al alma helada;
al alma que silente, acongojada,
llora lo que no haré, lo que no he hecho.
Y una pesada lágrima me moja
la tinta que esta vez ha sido roja,
la de este canto, en el primer terceto.
A la primera, otra ha sucedido;
entonces, con firmeza, yo decido
que sea para mis penas el soneto.